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En 1885 se construyeron las criptas conjuntamente con la Catedral, esta obra se le encargó al sacerdote alemán Juan Stiehle por el obispo Miguel León, el indígena Luis Antonio Chicaiza fue parte importante de esta obra también, por lo que sus restos descansan en este lugar.

Las tumbas fueron construidas debajo de la Catedral, es por eso que su iluminación ahora es automática y alumbra los 96 metros de largo y los 12 metros de ancho de la cripta. Este lugar causa escalofríos por el mismo hecho de ser un cementerio, en la entrada se encuentra el ángel de la muerte llamado así ya que se dice que cuando nosotros morimos él nos acompañará al cielo, es de origen egipcio y tiene su rostro un poco afeminado ya que los egipcios no pintaban género. Dentro de la cripta existe eco por la construcción en forma de túnel, se dice que antiguamente el agua de Cuenca pasaba por ahí.

En este túnel se encuentran sepultadas personas de renombre de la ciudad como el poeta Remigio Crespo Toral, quien se encuentra ahí ya que donó gran parte de su fortuna juntamente con su esposa para la terminación de los vitrales, también se le atribuyó una calle en su honor, los restos mortales de los religiosos Miguel Cordero Crespo, Daniel Hermida, José Vicente Arízaga, Óscar Barreto, Tomás Toral, el periodista Fray Vicente Solano, quien fue el precursor del periódico como el Eco del Azuay, la luz y la escoba, también descansan aquí, en este lugar solamente se enterraban a los hombres que se han destacado en la ciudad como: militares, sacerdotes y poetas ya que son parte de la historia cuencana.

Existen un total de 198 bóvedas y 322 nichos, las religiosas son quienes tienen un escrito detallado con las fechas de las muertes de las personas que se encuentran enterradas ahí.

Las lápidas se encuentran en perfecto estado y sus pasillos están muy limpios, las personas que se han hecho cargo de la mantención de este lugar lo han cuidado muy bien por el hecho de ser una reliquia que posee Cuenca, el olor es agradable y no produce ningún tipo de estrago estar ahí abajo.

Costo $2
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